La hernia abdominal se presenta cuando parte de algún órgano o tejido protruye o sobresale a través de un punto debilitado en la pared muscular alrededor del abdomen. Muchas veces las personas ni siquiera se dan cuenta de que tienen una hernia abdominal hasta que se hacen exámenes de rutina.
Las hernias abdominales son muy comunes y lo ideal es tratarlas lo antes posible para evitar que desarrollen complicaciones más graves y fortalecer los músculos debilitados en la pared abdominal.
La expertise entorno a la cirugía señala que existen zonas más débiles en nuestra pared abdominal: la ingle, el ombligo y la línea media del abdomen, es donde frecuentemente se desarrollan hernias en personas que tienen una predisposición desde el nacimiento para desarrollarlas, un concepto que se llama herniosis. Esta predisposición genera alteraciones en el tejido que da la resistencia a nuestra pared abdominal.
Otro factor de riesgo, es que en cualquier parte del abdomen en la que el paciente haya tenido una cirugía, es más propenso a desarrollar una hernia abdominal. Las cicatrices en el abdomen, posteriores a una intervención quirúrgica, pueden causar deformidad en la configuración de las fibras que le dan esa capacidad de sostén a la pared abdominal y provocar que se formen defectos, es decir hernias.
Si bien la mayoría de los autores se inclinan a considerar a las hernias como indoloras o escasamente dolorosas, en algunos de los casos, el dolor es un síntoma predominante: Los pacientes en ocasiones describen la presencia de un dolor de carácter “cansado” o de carácter “punzante”. La aparición de dolor está relacionada generalmente con una carga laboral pesada, levantar peso o exceso de actividad.
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